domingo, 27 de noviembre de 2011

ALEDO/ «Los jueces no están libres de dejarse comprar y vender. No digo que sea éste el caso, pero la política hace mucha mella»

Ricardo Fernández/ la Verdad
A Simón Alcaraz, alcalde de Aledo desde 1991, le conocen por el apelativo de 'El Sheriff'. Con razón, hay que admitir. Se pasea por el pueblo con una pistola al cinto, extraño hecho que justifica por la mera posesión de la licencia de armas. Impone intercambiar pareceres con él en esas circunstancias, pero es lo que hay. Quizás forme parte de su forma de ser: apasionado, vehemente, directo, con un punto agresivo. Lo bueno es que no elude las preguntas ni trata de negar hasta lo más obvio, como hacen algunos. Vaya una cosa por la otra.
-¿Qué pensó cuando vio a los guardias civiles de la UCO aporreando la puerta de su casa? Seguro que no fue una sorpresa, ¿verdad?
-Sorpresa no era, porque estábamos muchos años esperándolos. Cuando salió el 'caso Tótem' ya se habló de que luego le tocaría a Aledo y a otros municipios. Iba pasando el tiempo..., pero olvidarse, ya sabíamos que no se habían olvidado porque la política es así. Más tarde salió el 'caso Biblioteca', en Librilla, y ahí se nombró otra vez a mi pueblo.
-'La Verdad' publicó entonces que Aledo estaba bajo sospecha y que la misma gente que había trabajado en Librilla lo había hecho aquí...
-A esa gente a la que usted se refiere, yo los alabé ante el juez, porque los años que han trabajado en el pueblo, haciendo obras, se han portado de maravilla. Y con el tiempo, un alcalde sencillo como yo, se hizo amigo de ellos. Yo defendí a esa gente que hacía los mejores proyectos, que se mataba por Aledo, que hicieron muchos amigos aquí y que tenían a Aledo como su segundo pueblo...
-Luego, si le parece, veremos lo de esas amistades. Me estaba diciendo que en la mañana del 18 de octubre, usted supo a ciencia cierta, cuando los vio aparecer, que los UCO llegaban para detenerlo.
-Por supuesto. Eran seis personas y habían rodeado la casa porque alguien les había informado de que había puerta trasera. Ya sabía a lo que venían. El único problema fue que estaba mi hija mayor conmigo y la echaron a la calle de cualquier manera. La sensación que tuve fue muy mala. Lo registraron todo, pero solo se llevaron anécdotas. Vieron una caja fuerte debajo de la cama y pensaron... Entonces yo fui a mi dormitorio, porque tenía un arma corta debajo de la almohada, se la entregué al sargento y le dije que la caja fuerte era para la pistola. La movió, comprobó que no había nada dentro y la dejó. Yo no tenía nada que esconder. Hacía tres años que yo me había puesto a disposición de la justicia y teníamos en el Ayuntamiento los expedientes preparados. No entiendo por qué actuaron así. Bueno, sí lo entiendo, por política.
-Apenas hemos empezado a hablar y ya ha mencionado dos veces que todo esto es por política. Éste es un asunto judicializado desde hace años y yo, sinceramente, me niego a pensar que un juez pueda estar actuando por razones políticas.
-En la prensa salen todos los días casos en los que los jueces actúan por motivos políticos. Como todo el mundo, no están libres de dejarse comprar o vender, aunque no quiero decir que sea el caso de este juez (el del 'caso Líber'). Pero la política hace mella e influye en estos casos y permite sacar rédito político a partidos que no ganan nunca en las urnas, como el PSOE. Ellos nunca ha ganado en Aledo. Y nos tienen ganas.
-Entiendo que les tengan ganas. Pero que la justicia se vaya a pringar por el alcalde de un pueblecito...
-Un alcalde es un alcalde, sea de mil habitantes o de veinte mil. Si buscan hacer daño político a unas siglas, en periodo previo a las elecciones, se hace igual con Aledo, San Javier, Torre Pacheco... Se trata de dar espectáculo y de tenerte todo el día en la prensa. Para algunos, todos los alcaldes del PP somos corruptos.
-Ya, y usted por supuesto no tiene ninguna responsabilidad, ¿no?
-Yo tendré la responsabilidad que se demuestre. He podido tener errores, pero nunca intención de delinquir. Eso no. En los pueblos pequeños todos nos conocemos. Yo nací en Aledo y aquí quiero morir. Saben qué hago y dónde estoy en cada momento. Y a mí me han visto entrar en las zanjas, no para hacer obras y trabajar para las empresas concesionarias, como dice el juez, sino para enseñarle a los obreros cómo se hacen las cosas. Yo quiero que las cosas en mi pueblo se hagan bien. ¿Que le he pedido algo a las empresas? Que pregunten. He pedido para las fiestas, o que hagan esto o lo otro, que mejoren estas obras... Y algunas me han atendido.
-¿Es verdad que vive en casa de sus suegros?
-Vivo en una casa que tiene cuatro partes, una de mi mujer y las otras de sus hermanos, pero a ellos no les hace falta y la usamos nosotros. Y a mi mujer le tocaron hace años 500.000 pesetas del reparto de tierras de su familia. Yo puse un suelo, ella ese dinero y empezamos hace veinte años a hacer un bloque, que está sin terminar y casi en ruinas. Eso es lo que tengo.
-¿Le puedo preguntar cuánto dinero tiene en su cuenta?
-Cero euros. Cero. La gente del pueblo ha abierto una cuenta, pero...
-No hablo de esa cuenta para ayudarle. Hablo de las suyas.
-Cero euros. No tengo ni un duro.
-¿Literalmente?
-Ni mil euros. He tenido que pedir un adelanto al Ayuntamiento este mes para la revisión del coche. Voy al día. Y mi mujer y mi hija trabajan en los parrales. Con eso tiramos.
-Usted dice que no tiene ni un euro. Y, sin embargo, es evidente, porque así lo ha confesado incluso uno de los principales imputados, que existía una trama empresarial que se estaba lucrando con obras de su pueblo. Usted, además, ha reconocido en el juzgado que tenía una buena relación con uno de los presuntos miembros de la trama, el empresario ya fallecido José Antonio Núñez Sánchez, que se habría llevado mucha obra pública de forma supuestamente irregular. ¿Y usted no ha sacado nada de todo eso? ¿Y no lo favoreció usted por amistad?
-No. No había margen para eso. Algunas obras se le adjudicaron porque tenía trabajando a gente del pueblo. Ésa era la condición que yo le puse, como a cualquier otro. Habría que ver cuánto beneficio se ha quedado en el pueblo por esas obras. Y habría que ver cuántas veces ninguna empresa quería coger las obras, porque no había beneficio, y yo le pedía por favor que las hiciera. Le di algunas obras, pequeñas, de 50.000 euros, y ahí están. Como yo le dije a Su Señoría: «Mande a los peritos y que valoren las obras. Verán el beneficio que tenía José Antonio Núñez...».
-¿Quién le presentó a usted a José Antonio Núñez? ¿Fue José Luis Cano (funcionario de la Consejería de Presidencia y presunto 'cerebro' de la trama, ya fallecido)?
-A Núñez lo conocí como encargado de Urdemasa, en 1991, cuando entré de alcalde. Era el yerno de Santiago Martínez Esparza, del dueño de la constructora. Por cierto, que a la justicia esas obras se ve que no le interesan, porque no pidieron los expedientes... Eran las obras más importantes: el pabellón de deportes...
-Imagino que será porque lo que pudiera haber, si es que lo había, ya habrá prescrito de largo...
-Pues será por eso. Pero todo se hacía correctamente. Se invitaba a tres o cuatro empresas a concurrir. A veces solo quedaba Urvisán, porque nadie más se presentaba. Aledo entonces no tenía técnico ni arquitecto, y se pidió uno a la Comunidad. Nos mandaron al jefe del servicio.
-A José Luis Cano.
-Cano, sí, que empezó a hacernos los proyectos. Él también se preocupaba mucho por Aledo y les sacaba el máximo beneficio a las empresas.
-Beneficio para el pueblo, dice.
-Sí, para el pueblo. Hacía todo lo posible para que viniera dinero. Se hacía todo legalmente y unas veces se llevaba el contrato Urdemasa, otras Urvisán... Pero es que metían gente del pueblo a trabajar, usaban maquinaria de gente de Aledo... y a lo mejor a una empresa de Molina no le interesaba venir todos los días hasta aquí y pedía más dinero. También estaba trabajando un hermano mío, y luego otro, y eso hacía que las obras salieran mejor. Si algo no iba bien, me lo decían.
-¿Fue Cano quien dijo que había que contratar a quien luego se supo que era socio suyo, Domingo Peñalver?
-Nos lo dijo porque no teníamos técnico. Vimos que era un chico competente, con ideas buenas, rápido y que cobraba barato por la redacción de proyectos y por la dirección técnica de las obras. Como le dije al juez, Peñalver se preocupaba por Aledo. El juez se rió irónicamente: «Sí, claro, por proyectos de 7.000 euros cobraba 3.000». «Pues así era, y por eso trabajaba en Aledo», le respondí. Así salían las cosas. Este pueblo, con 1.000 habitantes, tiene un pabellón de deportes y un centro cultural que no los tienen los de 25.000. Y sin costarnos nada más que el terreno. ¿Quién se ha llevado dinero aquí?
-Vamos a hablar de dinero. Usted sabrá que en los archivos de Urvisán se han hallado partidas que dicen: «Entrega dinero alcalde Aledo».
-Eso se lo expliqué también al juez.
-Hay salidas no justificadas de dinero y esos días Núñez venía a Aledo.
-¿Quién sacaba el dinero? José Antonio Núñez, ¿verdad? Bien podía sacar el dinero para lo que quisiera y justificarlo internamente poniendo que me lo había entregado a mí.
-¿Nunca le hizo ningún pago?
-El único dinero que me ha dado era por la lotería que jugábamos a medias. Y por los higos chumbos, que le gustaban mucho, y se llevaba un montón. Eran pagos de 200 o 250 euros.
-No es una cantidad como para corromperse...
-¡Ni por 200, ni por 200.000! Igual sacaba ese dinero para sus gastos y lo justificaba diciendo que iba para mí.
-La pena es que está muerto y no puede explicarlo, ¿verdad?
-Yo sentí mucho que muriera, porque era un gran amigo. Era como mi hermano. Me sentó muy mal que hiciera aquella locura. Aquel día tardé hora y media en subir con el coche desde Totana a Aledo.
-¿No le hizo regalos?
-De eso también me preguntó el juez. «¿Sabe algo de tipo equino?», me dijo.
-Núñez le regaló una yegua.
-Me regaló una yegua y un potrillo para mi hija mayor, que siempre ha estado enferma y por la que hemos sufrido mucho. Me dijo que los caballos eran suyos y que no los quería, que yo fuera a buscarlos. Luego me enteré por el juez de que los había comprado por 2.000 euros. Si llego a saberlo, no los habría aceptado.
-Lo cierto es que le honra que, pese a estarse investigando esta presunta trama, usted admita sin reparos que el constructor al que le estaba dando las obras era como su hermano. No es lo habitual.
-Y así se lo dije al juez y al fiscal. «¿Usted no tiene amigos?», pregunté. Eso está por encima de la política y de la empresa. Yo, como alcalde, le apretaba a Núñez por mi pueblo. Pero la amistad estaba por encima de todo. ¿Por mis amistades voy a ser culpable? No se hacía nada malo. Si José Luis Cano quiso hacer algo malo valiéndose del pueblo, se equivocó. Una vez quiso sacar la contrata de basuras por 115.000 euros y el teniente de alcalde y la secretaria municipal vieron que no valía más de 60.000 euros. Rectificó. En Aledo no somos tontos.
-Usted no puede decir que aquí no había una trama, porque el propio Peñalver lo ha reconocido. Lo que no sé es si usted estaba dentro...
-Aquí no había trama. ¿Que yo le he dicho a José Antonio Núñez: «Hazme esa obra, que se me queda colgada»? ¿Eso es una trama?
-¿Le llegó a decir que empezara una obra y se la adjudicó a posteriori, cuando ya estaba hecha?
-Se lo explico, como hice con el juez. Es una obra que hay a la entrada del pueblo y se hizo por emergencia. Yo tengo potestad para eso. No se podía hacer una rotonda por la Dirección General de Carreteras, que ya estaba en marcha, si no se retranqueaban unos jardines. No iba a permitir que esa rotonda no se hiciera. Y dije: «Retranquear los jardines». Posteriormente se hizo el proyecto, se certificó, se pagó y se ejecutó. ¿Por eso tengo que ir a la cárcel? ¡Pues a la cárcel! La ley me permite hacerlo y lo volvería a hacer. Era una obra de 38.000 euros. Que se valore a ver si está ahí ese dinero...
-Hay expedientes municipales que en apariencia se confeccionaban en la sede de Urvisán.
-No. Eso no es así.
-Están datados en Los Alcázares.
-Pudo haber algún error. Igual se les preguntó qué otras empresas podían concurrir y mandaron así el papel.
-Las dos secretarias municipales de Aledo en los últimos años han declarado que usted llevaba el control absoluto del urbanismo.
-El control absoluto no. Yo, como experto, sabía más que ellas de algunas cosas. Pero los expedientes los llevaban los técnicos y José Luis Cano.
-¿Se fió demasiado de Cano?
-Pues a lo mejor me fié de más. Pero no quiero echarle la culpa al muerto.
-El PP le ha apartado del partido.
-Y me parece muy bien. Yo, de ser Valcárcel, habría hecho lo mismo. Como lo que querían era dañar al PP, pues me apartan y ya no hay daño para el partido. Perfecto. Ni mi pueblo ni yo merecíamos la imagen que se ha dado de nosotros.
-¿Qué le supuso ir a prisión?
-Tampoco lo pasé tan mal. Lo pasó peor mi familia. Yo me lo tomé como si estuviera en el servicio militar

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