lunes, 30 de julio de 2012

LOS ALCÁZARES/ Comedores en el Paseo Río Nalón. No es oro todo lo que reluce (1ª parte).


Comunidad de Propietarios Edificio Eurovillas VI
En la fachada del edificio Eurovillas VI que linda con el Paseo Río Nalón, hay nueve restaurantes, es decir, nueve establecimientos en los que se cocinan y sirven comidas, en su interior y en medio de la calle. Dicho de otro modo, todos los locales comerciales del edificio, excepto uno de pequeñas dimensiones, están dedicados a la misma actividad. Concentración hasta la saturación.  No hablamos de un gran restaurante de 900 m² dotado de las instalaciones adecuadas y autorizadas, sino de nueve establecimientos contiguos, pared con pared, en los que se alojan cocinas, con fuegos y hornos, freidoras, asadoras,…frigoríficos, instalaciones eléctricas o de gas, salidas de humos, aire acondicionado,… suficientes para atender a su aforo y a los clientes que comen en la calle.
 Contiene reportaje fotográfico









Nueve restaurantes, explotados en régimen de alquiler, de los que la Comunidad de Propietarios no ha recibido información alguna en los siete años que está constituida, excepto el nombre de unos propietarios que, por sistema, no asisten a las Juntas a las que son convocados, no contestan a los escritos que se les dirigen y no facilitan la información que se les pide. Tampoco participan en la gestión de la Comunidad, ni obligan a sus inquilinos, principal causa de conflicto en la vida comunitaria, a que respeten las Normas de Convivencia. En siete años no hemos conseguido saber con qué tipo de licencia de apertura y actividad cuentan, en el caso de que les haya sido concedida, porque el Ayuntamiento tampoco informa.

Nueve restaurantes situados bajo dos plantas de viviendas y que lindan al fondo con otras viviendas de planta baja, que tienen entrada por la calle Río Arangüín, cuyos residentes están obligados a soportar emisión e inmisión de ruidos, olores a cocina, humos, calor en el suelo, música y un largo etcétera de molestias e incomodidades causadas por la falta de dotación del edificio y unas instalaciones inadecuadas, mal climatizadas y con muchos problemas para conseguir que los humos y el aire viciado salgan por la cubierta del edificio, a través de unas chimeneas que, aparte de ser insuficientes en número,  no cuentan con filtros; si los tienen, deben estar tan sucios que caen trozos de grasa sobre los solariums de la cubierta.

Nueve restaurantes necesitados de espacio útil para trastienda: despensa y almacén, que les obliga a repartir las mercancías y el mobiliario por los sitios más diversos, dando paso, en ocasiones, a la imaginación. Veamos un ejemplo. Un restaurante se comunica verticalmente con una cochera del sótano ­reservada a personas con discapacidad, según el proyecto­, a la que se accede directamente por un hueco con escalera, atravesando el forjado, elemento estructural del edificio. Esta comunicación se hizo estando habitado el edificio. Dicha plaza, a su vez, sigue hasta la contigua por detrás, formando así un conjunto “singular” que permite duplicar la superficie del establecimiento. Y todo ello ante la pasividad del Ayuntamiento y la inoperancia de la Dirección General de la Vivienda. El lector se sorprendería al conocer quien es el propietario. O no. El caso es que el Ayuntamiento, que podría resolver semejante infracción en veinticuatro horas, actuando de oficio en base al incumplimiento de las condiciones de la licencia de obras, no lo hace. Y está obligado a ello.

Nueve restaurantes que constituyen la “modesta aportación” de una Comunidad de propietarios a ese gran invento que mentes privilegiadas, propias de quien asó la manteca, calificaron de «Little Britain Los Narejos, un reducto de ocio», sin tener en cuenta que están en el sitio menos indicado para ese tipo de ocio: un edificio de viviendas en un residencial abierto.  Viviendas habitadas por personas que se han ganado y han pagado, a un alto precio, su derecho al descanso y el sosiego, a una vida ordinaria, sin tensiones ni sobresaltos, sin enfrentamientos con quienes no van mas que a lo suyo. Personas que no han dejado de perder desde el primer día y que ahora, cuando intentan hacer valer sus derechos, alguien se empeña en hacerles pasar por malos, egoístas e insolidarios, por tratar de impedir que otros se ganen la vida. Personas que no tienen nada contra la hostelería. Una cosa es trabajar, ya sea en la hostelería o la minería, y otra muy distinta fastidiar el prójimo en su propia casa.



Nueve restaurantes de los que queda mucho por contar ­tiempo habrá para ello­ porque no es oro todo lo que reluce. Como tampoco son embellecedores con anuncios esas chapas metálicas, a modo de pantallas o cajones, que salpican la fachada, algunas como soporte publicitario, sino el vano intento por disimular una inadecuada e insuficiente instalación de aire acondicionado, que parte de haber encajado en el falso techo de los locales, compresores y turbinas ­aparatos proyectados para ser instalados en el exterior­ que deberían estar situados en la cubierta del edificio.

Nueve restaurantes,  con su correspondiente extensión a la vía pública, que no deberían estar así, ni ahí, si se aplicasen:

Ø  Las Normas subsidiarias de planeamiento de Los Alcázares.
Ø  La Ordenanza reguladora de las condiciones estéticas de la edificación en el término municipal
Ø  Las Normas por las que se han de regir la instalación y funcionamiento de las instalaciones temporales que se ubican en el término municipal.
Ø  La Ley 4/2009, de 14 de mayo, de Protección Ambiental Integrada.

¿Por qué no se aplican?                                                      (Continuará)



Fuente: Comunidad de Propietarios Edificio Eurovillas VI. Urbanización Nuevo Principado

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